jueves, 10 de diciembre de 2009

Volveré en Millones

por Matías Javier Mustrassi
Con la introducción de Jorge Luis Borges


Si pudiera vivir nuevamente mi vida. En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. Sería más tonto de lo que he sido, de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad. Sería menos higiénico.
Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería más helados y menos habas, tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin un termómetro, una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas; si pudiera volver a vivir viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.
Jorge Luis Borges


Destino: Sídney 2050. Solo me acompañan mis sensaciones.
Registro lo que me sorprende, me envuelve y me posee.
Videos, fotos, audios, escritos y pinturas en multimedia.
Antes de partir, me sumerjo en mi filosofía. La escribo sin punto final, y la resguardo de la insolencia pagana en un cofre celta de mágico cristal.
Espero a que llegue en tormento fantasma para entregarle mi ofrenda. Es lo justo. Pues es tanto suya como mía.
En la última simbólica cena de abstinencia. Solo estoy frente a mí. Esa imagen que me representa y me inspira arquitecto y artífice.
Treinta y un años de oscuro juego. Un rompecabezas para niños pródigos de su infancia. Inconcluso, aun lo amo.
Antes no me conformaba la belleza eterna de las obras con ausentes piezas y anónimos autores,
Je´ taime la bautizo. Su autor, nuevamente mi fantasma.
No me olvido de borrar lo que me corrompe y la difama: su alimento. Format ALL. Sin registro.
Somos puros nuevamente.
Ya no necesito del lazarillo que condimenta de Dantes la Odisea. Al fin nadie me acompaña. SOY.
Y mis espaldas me agradecen, ligeras, el alivio de la carga.
Nadie sabe ya de nosotros. Y nunca nadie lo sabrá aunque intente la quijotescas tarea de revivir lo que no le pertenece.
Mi abuela detenta el Karma de generaciones de druidas. En un voluntario delete progresivo y sin back up, guarda mi partida. Jura su fatal silencio.
Una furtiva lagrima negli Occhi Suntuo. El anima de Vivaldi se me adelanta por unos instantes.
La magia, mi equipaje. La zalamandra esconde el alquímico propósito de mi delirio. Y el pozo esconde fiel a su rústica apariencia mis subterráneas emociones.
La abstinencia y el ayuno alimentan mi coraje con disonantes acordes que me precipitan a los arquetipos. Delicada y frágil cápsula me permite oscultarlos.
Desnudo, ya sin parches en vano intento de remendar la vergüenza.
Adonde voy, ellos estorban.
Solo falta desterrar la oscura sombra que me pertenece. Con áspera piel de descuido y aroma a tabaco. De razas que en marginación han permanecido esclavas por representar los demonios de almas blancas.
Sombra, ¡Tú te quedas!
Y en mi liviana alforja llevo la Fé en ti, la esperanza de ti, el amor por ti y los sueños contigo.
Fecha de retorno: un día antes de....
Frente a mi, un tunel torrentoso y en espiral, que me absorbe. Que desgarra mis átomos, y consume mi carne. Allá vamos.

La naturaleza recobra su hegemonía
Olores, colores y sabores
que dispersan mi recuerdo.
Ya no se de donde vine, ni quien soy.

El sol me ciega y la luna también.
¿Cuántos amaneceres han pasado?
Deben ser dos o tres... Quizás más.
El tiempo va dejando huellas que vuelvo a pisar.

Solo mi sombra me recuerda
a ese otro que me refracta
Y ya no pretendo ingenuo me posea
a penumbras de los otros

¿Cómo te llaman?
Tu silencio confirma te he inventado.
En esquizo necesario me transporto
para escuchar tu necesaria y alucinante voz.

Y siempre lo haría,
En este vano intento de vida.
Solo caminar iluso al encuentro,
Del poniente astro PATER.

Me detengo un tanto.
Sé que me invades desde lo profundo.
Y registro el tiempo
¡Por tu olvido!.

Me faltas y me estorbas,
Te necesito y me miento
En atardeceres venturosos
Que refugian mis sueños.
Contemplando los celosos destellos
que a nadie pertenecen.

Bebo agua que mi sed no calma,
elevo plegarias que a mi Dios no alcanzan.
Suspiro tu aliento que luego me espanta,
y rio las risas que el llanto amarga.

Homicidio, que a la pena escapa
del infante que en reflejo mata
para que resucite en otro
su verdadera falta.


En la búsqueda de una ciencia que me comprenda y de sabios que tiñan mis prematuras canas. Vertiginoso es el duelo que me recuerda, una presurosa estampida hacia la falta.
31 de diciembre de 2049. Veinticuatro segmentos son los que me aguardan. Para impedir el viaje del infante con gula.
Verdades a las que nadie escapa.
Esencia que a DIOS alarma cuando nos sabemos ante lo inmenso, nada.
Inventarte en inútiles caminos. En laberinticos encuentros dónde solo Minotauro aguarda.
Inimaginables distancias, para extrañar al otro. A quien sin saber cedí mi falta.
Y por eso creo, tanto me enfada, el necesario aporte del ingenuo sabio que me seduce con cautivantes primaveras que me aguardan.
Y esperanza con ellas: algún día olvide, lo que nos distancia.