sábado, 27 de marzo de 2010

Ella.


Ella es como la noche más oscura que puedas imaginar,
se mueve entre las penumbras; y no teme a nada, ni a nadie.
Tiene el látigo de Damocles en sus manos,
y aunque falso es su poder, aún lo ejerce.

Como aceptar quién soy,
si la Bestia misma me ha parido,
Una hembra en celo y malvada,
que juega al ajedrez con la vida.

Luché con todas mis fuerzas por nacer,
evitando en su antojo me escupa.
Y ahí estaba al arbitrio de dos seres,
que se turnaban en la ausencia

Veo escurrirse la baba de la ambición,
de entre sus labios,
Y sin saber su destino, lo alimenta,
ignorando cruel es la matanza

No se da por vencida ni aun vencida.
Irreductible arremete ya sin fuerzas.
Y yo,...... Solo espero que su veneno
no corra oculto por mis venas.

Y con el corazón en las manos,
ingenuo espero se avecine
la dulce caricia de un entonces
dónde aun niño, aún creía

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